Corrupción



Estimados y estimadas lectores, dados los tiempos de transformación que vivimos, los que a decir de los transformadores nos conducen al paraíso terrenal a muy corto plazo, es más, ya lo estamos acariciando, considero necesario que hagamos un gran esfuerzo para redefinir algunos conceptos que van quedando caducos ante la exuberante y esplendorosa nueva realidad.

Empecemos por el concepto de corrupción, tan socorrido, tan utilizado para señalar y limpiar la escena nacional. Corrupción, nos dice la Real Academia de la Lengua (RAE), que sugiero se transforme en la “Popular definición de vocablos de la gente”, nos dice “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización indebida o ilícita de las funciones de aquellas en provecho de sus gestores”, pasar a una definición acorde con los tiempos nuevos que consiste en: “Practica consuetudinaria de conservadores en tiempos de neoliberalismo, erradicada de la vida pública, donde la Transformación ha asentado sus valores, los valores del pueblo bueno”. Entiendo que aún quedan espacios sin sanear, pero siempre hay que ir un paso adelante y redoblar esfuerzos.

También se podría definir de la siguiente manera: “Acción que realizan, incluida la de pensar, quienes discrepan de los honestos exabruptos matinales del faro que alumbra el futuro de la nación”. Aquí tendríamos un problema, ya que el faro cambia de rumbo con mucha facilidad, pero hay que adaptarse al vertiginoso paso del tiempo.

Podríamos ampliar el tema usando una famosa frase bíblica adaptada a nuestra ingente necesidad de redefinir la corrupción, así: "Yo les aseguro que un corrupto difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un guajolote (adaptación en reconocimiento a los pueblos originarios de estas tierras) pase por el ojo de una aguja, que un corrupto entre en el Reino de los cielos". El sujeto de la frase en esta definición se le asigna al líder de la transformación para no confundir a quien se le reconoce como el hacedor de la frase, puse comillas para protegerme de acusaciones de plagio.

Desde una perspectiva de contraste, un incorruptible se puede definir de la siguiente forma: “Persona que ha sido exculpada, mediante el bautismo correspondiente o sea la negación de los hechos, por el supremo sacerdote”. No importa las veces que se caiga en el pecado de la corrupción, el bautismo exonera al pecador, hasta que se retira la gracia divina.

Demos un paso adelante, seamos tajantes para no dejar ningún resquicio donde pueda existir confusión. “Corrupción es rechazar la sumisión debida al señor y se condena con el ostracismo y en casos mayores con el infierno en la tierra”. Para los creyentes hasta en el más allá.

Ahora me doy cuenta, este blog es corrupto y, por tanto, quien teclea; no es para mí el reino de los cielos.

La pregunta es ¿Se corrompe quién lee estas páginas?

Comentarios

  1. El autor de estas líneas nos induce a la corrupción al invitarnos con su humor ácido a dudar de la pureza de la palabra del Ayatola López. Amén

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