¡Auchi!

De que dolió, dolió.

 

"El trastorno de personalidad narcisista (uno de varios tipos de trastornos de la personalidad) es un trastorno mental en el cual las personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Sin embargo, detrás de esta máscara de seguridad extrema, hay una autoestima frágil que es vulnerable a la crítica más leve."

"Un trastorno de personalidad narcisista causa problemas en muchas áreas de la vida, como en las relaciones, el trabajo, la escuela o los asuntos económicos. En general, es posible que las personas con trastorno de la personalidad narcisista se sientan infelices y decepcionadas cuando no reciben los favores especiales ni la admiración que creen merecer. Es posible que no se sientan satisfechos con sus relaciones y que otras personas no disfruten de su compañía." (Clínicas Mayo)


Hay límites en la vida, todos los tenemos; cuando alguien padece el trastorno de personalidad narcisista su límite está a flor de piel, cualquier situación que trastorne la amplia consideración de sí mismo provoca el estallido. Una sopa demasiado fría o caliente, un comentario no compartido, etc.

Respuesta que se multiplica cuando se siente vulnerado su precario ego, la reacción puede no tener contención.

En otras palabras, cuidado con soltar al tigre que habita en cada individuo con el narcisismo a tope.

Todo indica que el tlatoani de Macuspana y tierras adyacentes (del Bravo al Suchiate)  salió de su límite y dejó libre al tigre.

Una simple marcha, de lo peor de la sociedad mexicana, que reunió con trabajo a doce mil descarriados (Batres dixit), replicada en unas pocas ciudades del reinado mesoamericano por minúsculos grupos de conservadores, sacó de sus cabales al habitante de palacio.

- "Ahora verán (continúan innumerables adjetivos despectivos que me ahorro por espacio y dignidad) de qué lado masca la iguana"; profirió desquiciado.

Los lacayos gritaron a los cuatro vientos: "Ahora verán de qué lado masca la iguana". Sabemos que su capacidad (lacayos) apenas da para repetir como loros, por lo menos mientras dure el mini sexenio.

Yo primero señor, codazos, patadas, empujones que se vea su inmensa voluntad de satisfacer el ego golpeado de quien más manda.

La marcha del desagravio (reparación del agravio (ofensa) hecho a una persona) debe superar con creces el coscorrón. 

Terapia de compensación, a una ofensa, una reparación mayor, me rompes la nariz, te rompo tu madre. Machismo a tope.

Ya sabemos la terapia para reparar el ego trastornado: yo ordeno se convoque y organice una procesión de desagravio, yo la encabezo, yo soy el orador, yo hablo de mis logros, yo recibo los vítores del pueblo bueno y sabio, yo comento el gran éxito de la misa, yo duermo tranquilo... por unos días.

Sí, solamente por unos días u horas, porque seguro que algo sucederá que volverá a vulnerar el precario equilibrio de nuestro actor y vuelta la tuerca a andar.

Un domingo por venir acudirán de los cuatro puntos cardinales miles de mexicanos y mexicanas al grito de "es un honor estar con Obrador". Pero, a golpe dado, ni dios lo quita.

No quiero ni pensar que sucederá en junio de 2024 si los ciudadanos abollan el penacho presidencial. Ni en Mérida estará uno a salvo.

Comentarios

  1. Mi estimado. Va por el resto, como en el póker. Pero, desafortunadamente su flor imperial no la tiene. El emperador va desnudo y sus súbditos tampoco lo saben.

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  2. Muy bueno mi querido Alejandro. ¿Puedo difundirlo por Wts?

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