El incomprendido

Para ser un buen pacificador, debe el pacificador empezar por pacificar en casa, así podrá pasar por el gran pacificador que tanta paz ha logrado para bien de todos los de casa. Podrá entonces ser un gran pacificador de otros lugares que necesitan grandes pacificadores que arriben a pacificar lo que no está pacificado.

Ahora bien, abrogándose una facultad que nadie le ha conferido, el pacificador, que no pacifica ni a morenos ni corcholatas, menos a los que suelen portarse bien en períodos de elecciones, ha lanzado una propuesta de pacificación para lograr la paz, aunque sea por cinco años, en un conflicto a 11,000 kilómetros de distancia, o sea, la invasión de Putin, a nombre de los rusos que no sabemos si quieren esa invasión, a Ucrania, que si sabemos que no la quieren, que han aportado miles de vidas para defenderse.

Cuando uno está tan preocupado por las vidas perdidas en algún lugar del mundo y sus convicciones lo llevan a buscar parar la matanza, se me ocurre que lo primero es llamar a los "beligerantes", sus embajadores, sus ministros del exterior, para humildemente sugerir que podría plantearse una posibilidad de diálogo, negociación, si uno obtiene una señal positiva empezar a buscar propuestas aceptables como base para iniciar el posible establecimiento de una mesa de paz.

En lenguaje diplomático, "estamos en consultas con los diversos actores", "explorando posibilidades para concertar un espacio de acuerdo", " se busca un principio de acuerdo entre las partes que se concreta en una mesa de paz".

Nuestro pacificador macuspano se saltó las trancas, le puso carnita al taco y hasta salsa, define quiénes son los mediadores, define una tregua y su duración, define que sea en la Asamblea de Naciones Unidas donde se presente la propuesta,  define que es él el proponente y se hace pública el día que él decide que milagrosamente coincide con la celebración patria, día prometido para presentar la segunda parte de ¡Uy qué miedo!, que se guardó en el bolsillo trasero de su guango pantalón. Un poco megalómano.

O como dice el susodicho: "La mejor política externa es la política interna". Una propuesta para consumo nacional, un distractor más.

Vía un asesor, del presidente ucraniano, tildaron la propuesta de una "propuesta Rusa". ¡Gulp!

Moscú calla.

Los propuestos mediadores hacen mutis.

Biden ni mu.

La Unión Europea no se da por enterada.

¿Qué toca? Desgarrarse las vestiduras por las críticas a la magnánima idea del gran pacificador. El incomprendido.

Una vez más los oscuros intereses se imponen ante la benevolencia del amado líder (Epigmenio dixit).

La vilipendiada y maltratada corcholata Marcelo le toca el papelón de subirse a la tribuna de Naciones Unidas y presentar en sociedad la "Gran Propuesta de Paz para los hermanos rusos y ucranianos que se encuentran en una encrucijada para su bienestar y concordia".

Un poco de aire para llegar a octubre.


P.D. Una felicitación para los monárquicos confesos y los de closet, la muerte de la chaparrita que vivía en un palacio de Londres, ha insuflado su sumisión a la sangre noble que debe reinar por los siglos de los siglos amén. Dime a quien veneras y te diré quien eres.

Muy a la española: pueden meterse su reina por donde les quepa.

Comentarios

  1. Solo otro engaña-bobos para bobos nacionales. Eso sí, nos queda cada vez más claro que el Gran Timonel no le teme al ridículo...

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