TRANQUILO
Ya saben, el sistema de justicia en México es de los mejores del mundo, rápido, eficiente, legal y justo.
La presunción de inocencia brilla con luz propia.
Los fiscales batallan con ahínco desmedido, poniendo todos sus conocimientos de criminalística para sustentar sus dichos en pruebas altamente ratificadas con elementos científicos e irrebatibles.
A la menor sospecha de una declaración del presunto delincuente arrancada bajo presión, el juez dictamina inmediata absolución por mancillar el debido proceso.
Los acusados no requieren de un abogado defensor privado, los de oficio son reconocidos a nivel mundial por su honestidad, disposición y altísima calidad.
En casos muy excepcionales, solo por delitos de muy alto impacto, se encarcela a un presunto culpable, quien puede llevar el proceso en condiciones adecuadas, cuando más se utiliza la pulsera de ubicación, retención de pasaporte o arresto domiciliario. Sabemos de otros países. Se sabe de otros países donde se encarcela por una identificación falsa aportada por la fiscalía, un hecho a todas luces aberrante que no tiene cabida en nuestra patria.
En promedio, los juicios no duran arriba de un año. Para ello, los jueces trabajan a marchas forzadas, no toman vacaciones y están dispuestos a ofrecer horas extras de trabajo, tienen equipos amplios y de calidad excelente que les permiten concentrarse en aplicar la Ley con justicia.
Corre en redes sociales la infamia de que dos personas han estado recluidas en un penal durante diecisiete años y no han sido sentenciados, no lo crean, quienes propagan ese infundio tienen graves problemas mentales y frustración.
No existe información comprobada de que los jueces reciban algún estipendio por parte de involucrado alguno, ni siquiera un Gansito Marínela.
Aquellos que son condenados bajo un juicio justo, donde se ponderaron las pruebas presentadas por los fiscales y los contraargumentos de la defensa, tienen la seguridad de su pronta readaptación social, gracias a un sistema penitenciario que pone el acento en reincorporar a los internos a la vida social de la comunidad.
Estimado lector puede usted caminar tranquilamente por la calle, en el remotísimo caso de que le toque ser cordialmente invitado a subir a un vehículo, claramente identificado y perteneciente al cuerpo de seguridad ciudadana y hagan lo propio, quienes le extienden la cordial invitación, presentando la debida orden de aprensión expedida por un juez, no se altere, tenga confianza de que será tratado dignamente y en su caso tendrá un juicio limpio. Por favor no se le ocurra ofrecer alguna dadiva, no ofenda al servidor público.
Seguramente algún vecino puso una denuncia en su contra por escuchar programas de televisión o radio que no son del beneplácito del Pueblo.
Sin discusión.
ResponderBorrarAcertivamente describes la realidad infernal que prevalece en este pais, donde la justicia, no EXISTE.
esta puesta para el que tiene el poder de pagar o comprar su propia ventaja.
JIM